Subjetivar: Gonzalo Biffarella, Alain Derbez y Ana Ruiz

Ricardo Lomnitz

“Yo nos sueno. Yo nos oigo. Yo no-soy.” Por medio de una participación cargada de juegos de palabras y de un ritmo trepidante análogo al del bebop, Alain Derbez sugiere la necesidad de elaborar una autobiografía colectiva, que ayude a construir puentes sobre aguas turbulentas y en la que la voz de los otros se funda con la voz propia. En su “ponencia tocada”, reverbera la fuerza histórica y política del jazz, cuyo poder se juega en su capacidad de disonar o desestabilizar nociones, prácticas e instituciones tradicionales, como la de revelarnos a nosotros mismos —posibilitando una escucha de la escucha. 

Partiendo de un señalamiento sobre la importancia de siempre ser conscientes del contexto geopolítico que ocupamos, Gonzalo Bifarella reflexiona sobre la posibilidad del arte para modificar al mundo. Argumenta que la mayor contribución que el arte puede hacer en este sentido es la creación de modelos inéditos, mediante una relación exploratoria y creativa con las tecnologías del presente. La finalidad de esto es la anulación de la esclerotización del pensamiento, así como la producción de subjetividades singulares, sentidos colectivos y relaciones otras con los otros (humanos y no humanos).

 

Pensar: Ajay Heble y Wade Matthews

Ricardo Lomnitz

Wade Matthews desglosa una serie de elementos estéticos, éticos y políticos que caracterizan a la libre improvisación, a la que distingue de otras prácticas de improvisación —incluyendo al free jazz— por su naturaleza no idiomática, en tanto las funciones que cada instrumento puede asumir no están dadas de antemano. Así, lo distintivo no es una sonoridad particular, sino las relaciones sociales que se ponen en juego. Recuperando la distinción conceptual planteada por Lydia Goehr entre impromptu y extempore, Matthews expone que, si bien en la libre improvisación no desaparece completamente la capacidad de prever por parte de los músicos, sí hay un esfuerzo consciente por fugarse de tal expectativa. En gran medida la afirmación de lo imprevisto es resultado de la generación de una intencionalidad colectiva surgida por la suma de varias intenciones, lo cual supone un duro cuestionamiento a la comprensión del artista como creador único. No obstante, se trata de un colectivo que abraza la singularidad de cada participante que, situándose desde una lógica del “qué pasa si…”, asume sus deseos mientras deja espacio para negociar los deseos de l_s demás.

Ajay Heble subraya la potencia crítica de la improvisación, comprendida como práctica de resistencia históricamente cultivada por comunidades marginales. En tanto posibilita la generación de maneras distintas de estar en el mundo con otr_s, la improvisación puede ser comprendida como una práctica de cuidado, lo cual es urgente en el presente. Heble resalta el vínculo entre improvisación e imaginación crítica, pues supone la creación de posibilidades donde solo pareciera haber imposibilidad. Al anular la noción misma de error y abrazar la incertidumbre, la improvisación se fuga y resiste a los sistemas impuestos, elaborando un constante desplazamiento de aquellas formas de actuar y pensar que se han solidificado, dificultando la imaginación de otras posibilidades para nuestro mundo. 

Benjamín Mayer Foulkes sobre 17, Editorial

Ricardo Lomnitz

Benjamín Mayer Foulkes habla sobre el trabajo editorial que el instituto ha realizado desde su fundación, a través de 17, editorial, exponiendo algunos de los libros más singulares de la colección. Lo que se revela en esta presentación es que 17 es, ante todo, un espacio dedicado a la escritura, comprendida en un sentido desconstructivamente ampliado. 

Por una relación afirmativa con la improvisación IV: Juanita Delgado (Bogotá), Susana Bercovich y Eduardo Piastro (México)

Ricardo Lomnitz

En un texto de carácter performático, Susana Bercovich plantea que el psicoanálisis es una práctica donde la improvisación es fundamental. Frente a un mundo en el que impera una lógica que niega lo azaroso y lo imprevisible, la improvisación se presenta como una práctica de resistencia, un ejercicio de la libertad. En la práctica psicoanalítica esto se expresa como apertura al otro y a lo que ocurre, afirmando la movilidad que es propia de lo vivo.

Reflexionando sobre su propia práctica como jazzista, Eduardo Piastro plantea que la improvisación musical supone la construcción de una sonoridad propia: una búsqueda por encontrarse a sí mismo. Sugiere pensar la improvisación en términos de un soñar, en tanto juego con lo almacenado en la memoria y una escucha anticipada de lo que se quiere oír. Contra la lógica del GPS, la improvisación supone andar a la deriva, viajando sin mapa alguno.

A partir de una perspectiva de conocimiento situado, Juanita Delgado arroja una serie de preguntas acerca del carácter político de la libre improvisación, una práctica en la que simultáneamente se construyen lenguajes convergentes y divergentes, desde una lógica del “y”. La improvisación es también una práctica creadora de relaciones, que permite la emergencia de mundos sonoros otros, incentivando la escucha y la apertura al diálogo. Así, se revela como un contra-dispositivo que, al igual que la escucha y la lectura, fungen como prácticas de resistencia frente a la lógica de productividad propia al mundo capitalista.

Ensamble Crítico: Jorge Alonso (Ensenada) y Benjamín Mayer Foulkes (México)

Ricardo Lomnitz

Benjamín Mayer y Jorge Alonso discurren sobre los vínculos entre posuniversidad, economía e improvisación. Hablando en torno al Ensamble Crítico –iniciativa impulsada por 17–, plantean que se trata de una búsqueda por producir una economía improvisatoria. Dado que improvisar (en su sentido crítico) supone una negatividad, lo que se busca es asumir la economía también en su negatividad. Entre otras cosas, esto supondría la generación de una economía inoperante, que se fugue de la lógica de la equivalencia general, respondiendo a las necesidades de aquellos sujetos que ocupan un lugar de inoperancia para el capitalismo.